Lecturas

miércoles, 25 de noviembre de 2009

La Relación de Ayuda

En los últimos años, asistimos a un proceso de profundo cambio en nuestros centros de trabajo, insertos en grandes instituciones cuyos procesos organizacionales día a día se hacen más complejos, y afectan a su funcionamiento y en ocasiones incluso a sus propios objetivos. El profesional centra su trabajo entorno a las prestaciones sociales que la propia institución pone en marcha. La demanda ciudadana queda atrapada en una tupida red de programas y procedimientos, donde lo cuantitativo se impone a lo cualitativo en la atención. Entonces, en ocasiones sentimos que nuestro objeto de trabajo, en cierta manera, se ve despojado frente a la gran institución.
Las prestaciones sociales tienen su importancia. Años atrás nos manifestamos por la precariedad y la falta de recursos, hoy existen más y mejores recursos, pero también insuficientes. Sin embargo, en nuestro pasado más reciente, la base de nuestro trabajo giraba entorno a la relación de ayuda, en la que el profesional y el usuario eran los dos recursos básicos de la intervención para afrontar y resolver las diversas necesidades y problemáticas sociales que afectaban al propio usuario.
Hoy sentimos como esa relación de ayuda queda desdibujada entre tanto requisito, procedimiento y tiempo de trámites. Es por lo que, a estas alturas deberíamos repensar nuestro quehacer diario, y retomar como esencia la relación de ayuda como eje central en la atención a la persona, persona que es ciudadana/o de pleno derecho.

domingo, 15 de noviembre de 2009

Realidades del Trabajo Social


Cuando pienso en el tiempo transcurrido desde mis primeros escarceos amorosos con el Trabajo Social, y en el día a día de mi trabajo con la realidad, no tengo más remedio que reconocer que seguimos chocando con barreras sociales, políticas, corporativas y administrativas, o al menos a mí me lo parece.

De una profesión casi marginal al reconocimiento universitario. En todo el camino recorrido hasta hoy es curioso comprobar como otros profesionales se han autoproclamado y autoproclaman poseedores de mayores y mejores conocimientos, por su titulación superior, sus licenciaturas. Por tanto, en mejor disposición para estar en los espacios de toma de decisiones que en definitiva vienen a ser los de poder. Esto en detrimento del colectivo de Trabajado@s Sociales que a nivel formativo están mejor formados y con diferencia en materias como pueden ser los servicios sociales. Aquí el saber o la ciencia esta en segundo plano, lo importante es el poder dentro de las instituciones. Sin embargo, deberían ser las problemáticas y necesidades sociales el eje central de cualquier actividad institucional, en definitiva la atención al ciudadano y a la persona en su máxima expresión ante cualquier infortunio que le pueda acaecer.

En el marco de Bolonia la Diplomatura de Trabajo Social dejará de existir para convertirse en grado. Grado que compartiremos con el resto de titulaciones oficiales y que nos llevará a situarnos en posición de igualdad frente al resto. Pero, es cierto, que los esfuerzos a realizar por el colectivo deberán ser mayores pues el punto de partida es diferente, éste será un esfuerzo intrínseco al desarrollo propio como profesión. Es decir, ya sólo nos queda avanzar por los caminos del conocimiento y la práctica profesional sin trabas y sin ser considerados segundones de todo y de nada.

Atrás quedan las luchas de nuestras más veteranas compañeras empeñadas porqué la profesión no fuese encasillada en los estudios de formación profesional. Atrás quedan las luchas para el reconocimiento Universitario. Y todo gracias al esfuerzo del colectivo de Trabajador@s Sociales que hoy vemos el futuro con mayor claridad.

sábado, 19 de septiembre de 2009

Funcionarios y subida salarial en época de crisis



Se ha conseguido un acuerdo entre las principales centrales sindicales y el gobierno para la subida salarial de funcionarios para el próximo año, concretamente, una subida de 0,3 más 0,3 para el plan de pensiones. Éste acuerdo, como ya sabemos, no afectará sólo a los Funcionarios del Estado sino, como sucede cada año, se hará extensivo al resto de administraciones públicas tanto autonómicas como locales. Lo curioso es que habrá muchas de esas administraciones que no tengan planes de pensiones, por tanto, deberá ser ajustado en la correspondiente subida salarial y en estos casos la subida debería de ser como mínimo el 0,6. Sin embargo, éste recorte en la subida salarial a funcionarios y laborales de nuestras a administraciones no resolverá el problema del gasto ni de la deuda pública.

¿Cuál debería ser la línea de actuación de las administraciones públicas para contener el gasto y posibilitar un ahorro dentro de las administraciones? La primera medida, debería estar dirigida al estudio de todos aquellos puestos de libre designación, me refiero a esos puestos que no requieren de un procedimiento ni requisito de selección previo, y a esos puestos en los que aún existiendo requisitos no sirven de nada, pues son los que se conocen vulgarmente como “personal elegido a dedo”, siendo estos los mejor remunerados dentro de la administración.

Aún, en el convencimiento, de que algunos de esos puestos de confianza pueden ser necesarios en la administración pública, pues son un recurso de enorme valor para aquellos que han sido elegidos democráticamente por los ciudadanos en las urnas. Si, consideró que se han múltiplicado su número en demasía. Por lo que, la primera medida debería ser la supresión de todos aquellos puestos de libre designación que sean innecesarios, con ello seguro que se incrementa el ahorro y se reduce el gasto.

Claro. Es obvio. La medida expuesta no puede ni debe ser la única. Pero podría ser el inicio de una línea nueva de actuación en nuestras administraciones públicas, en la busqueda de la eficaz y eficiencia.

Ricos y pobres ante la crisis


Llevamos meses enredados en ésta crisis económica que nos trae de cabeza a todos, más aquellos que no pueden o no podrán llegar a fin de mes. Es curioso, por otra parte, ver en los medios audiovisuales las disputas y peleas entre altos mandatarios públicos y privados por un “bonus de ná”, mientras, en la calle, muchas personas no tienen lo mínimo imprescindible para cubrir sus necesidades básicas.

Es también curioso, que los presupuestos públicos tengan que hacer frente a los “desaciertos” y a las consecuencias producidas por unos pocos en su afán de ser más ricos a costa de la gran mayoría de los ciudadanos. Y es preocupante que esa gran mayoría tenga que rescatar a esos pocos que se beneficiaban de la gran mayoría para beneficio propio.

En estos días, de desasosiego, con brotes verdes en el horizonte, esos pocos quieren y pretenden volver a su lugar de siempre, al lugar de la opulencia, al lugar de las desigualdades, a la riqueza personal a costa de los demás. Menuda lección nos esta dando ésta crisis.

Por ello, los poderes públicos deben ser previsores y establecer mecanismos de control básicos, pero sobre todo deben establecer reglas de juego, principalmente, de cara al futuro, “castigando” aquellos que en busca del beneficio propio vienen perjudicando toda la sociedad.

No es ético que aquellos que provocaron la crisis, hoy suban sus ingresos, con la ayuda de todos, y que el resto, la gran mayoría, estén viendo como sus ingresos disminuyen, y lo que es peor viendo perder sus puestos de trabajo. Y menos ético, aún, es que esos pocos quieren seguir viviendo en el futuro en la opulencia a costa del resto.

miércoles, 19 de agosto de 2009

Participación e Igualdad

La participación de los ciudadanos es un hecho básico e indiscutible tanto en la consolidación como en el fortalecimiento de los sistemas democráticos, de todos y cada uno de los países de nuestro entorno, fundamentalmente los occidentales. En ellos se garantiza de manera fundamental el ejercicio de los derechos y libertades de las personas, que han sido consagrados en los diversos textos constitucionales y recogidos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Entre todos esos derechos y libertades de los ciudadanos, encontramos: el derecho a la vida, a la inviolabilidad del domicilio, a la libertad de expresión y opinión, a la libertad de asociación y de reunión… Sin embargo, el ciudadano no sólo tiene derechos y libertades, también recaen sobre él obligaciones, como por ejemplo: la de contribuir a los gastos generados por la puesta en marcha de servicios y prestaciones o la obligación y el deber de respeto de los derechos y libertades de sus semejantes. Tanto los derechos, las libertades, como las obligaciones y deberes fundamentan el llamado “Pacto Social” que es adoptado de común acuerdo por los miembros que integran una determinada sociedad. Éste pacto no sólo hace posible el ejercicio de esos derechos y libertades sino la convivencia y el bienestar común de todos sus integrantes.
Garantizar las libertades y derechos de la persona no implica la obligatoriedad de igualdad entre sus miembros. En el seno de nuestro modelo de sociedad democrática, frecuentemente, encontramos individuos, grupos y colectivos que debido a sus precarias condiciones socioeconómicas se sienten: por un lado, apartados y por otro, son percibidos por el resto como los de “al margen”. Es como, si la propia sociedad fuese incapaz de reconocer e integrar a todos y cada uno de sus individuos y grupos. Siendo la misma sociedad la causante de las condiciones que hacen que determinados sectores de la población se distancien, provocando situaciones de discriminación y desigualdad.
Todo ello, puede crear una cierta imagen en la que los derechos y libertades son vistos como instrumento que pueden reforzar privilegios en determinadas clases sociales. Esto favorece la diferenciación social y las desigualdades sociales.
Participar en los procesos y en el desarrollo de nuestras sociedades, no es un derecho fundamental, es un principio básico de nuestros sistemas democráticos. Participar es actuar, es ponerse en movimiento, es provocar cambios, es influir, es transformar la realidad… es dejar nuestra impronta. Pero cuando a la participación se le ponen barreras o se la obstaculiza deberemos pensar en intereses particulares de individuos o grupos que contando con cierto poder material, ya sea económico, político, profesional, etc. pueden impedirla. Es entonces cuando deberíamos preguntarnos ¿porqué?

SERVICIOS SOCIALES O ASISTENCIALISMO

  Los profesionales que intervenimos en el campo de los servicios sociales desde hace años, deberíamos tener claro que estos no van a sacar ...