Lecturas

sábado, 2 de octubre de 2010

HUELGA DEL 29S Y MEDIOS DE INFORMACION

Hay personas que piensan que la huelga ha sido un fracaso, véanse las numerosas portadas de periódicos, programas de televisión o escuchen algún que otro programa de radio. Descubrir, curioso, como algunos medios de comunicación hablan de fracaso, del poco seguimiento, etc. Cuando tan sólo algunas semanas antes estos mismos medios tras manifestaciones muy focalizadas y locales y con mucha menor asistencia de ciudadanos, si las comparamos con las del 29 de septiembre, pedían el cambio de las políticas, de las leyes e incluso la dimisión del presidente. La verdad, no entiendo, donde ha quedado la tan cacareada veracidad en la información.
Mañana aparecerá en un periódico los resultados de una encuesta sobre la percepción de los propios ciudadanos y ciudadanas respecto de la huelga. Cabría preguntarse si en el estudio han preguntado a esos mismos ciudadanos y ciudadanas de que manera los medios de información como la prensa, la televisión o la radio han influido en su propia percepción; yo no espero que aparezcan datos sobre ésta cuestión.
Mi percepción, muy particular, sobre la huelga del 29 de septiembre, no se encuentra en los extremos del fracaso o del éxito, pero si estoy convencido que la huelga ha tenido más repercusión de lo que muchos medios vienen afirmando. Pero entonces ¿Porqué estos medios dan una imagen de un hecho que no se ajusta a la realidad? ¿Porqué nos quieren hacer ver la realidad como ellos quieren que la veamos? A veces, lo blanco pude ser negro o viceversa.
Cada día sopeso más determinadas informaciones con las que me bombardean a diario los medios de comunicación.

sábado, 12 de junio de 2010

LA HUELGA

Los empleados y empleadas públicos, el pasado 8 de Junio, estaban convocados a la huelga por los recortes en sus salarios. Salarios que se han caracterizado en estos últimos años por la moderación, ni si quiera alcanzaban las subidas del IPC anual, su poder adquisitivo ha ido disminuyendo de manera progresiva, coincidiendo con tiempos de “bonanza” y enriquecimiento en el sector privado. Nunca antes se había producido un recorte de éste calibre.

La causa, según dicen, es el déficit público, el recorte va acompañado de otras medidas, y ya sobre el horizonte se visualizan otras de hondo calado.

La impresión general es que la huelga ha sido un fracaso, que ha sido poco respaldada por los empleados públicos. Sin embargo, el verdadero fracaso es de aquello/as que manejan las cuentas públicas y que han producido el déficit público, antes y después de la entrada del euro.

Resulta paradójico que quienes dictan las directrices y las líneas básicas de intervención son personas ajenas a nuestro país, a las que se les supone autoridad para afrontar la actual crisis. ¿Se les presupone representatividad? En caso afirmativo, implica que nuestro gobierno ha dejado de ser representativo, que ha perdido su representatividad. Deberíamos preguntar al conjunto de ciudadanos y ciudadanas si quieren medidas neoliberales para salir de la crisis.

El neoliberalismo desea un “Estado Mínimo” que no interfiera en el juego del libre mercado, y ello implica el desmantelamiento del “Estado de Bienestar” cuyo fin es la intervención con el objeto de asegurar condiciones de bienestar mínimas a la población en su conjunto. Caminamos hacía una sociedad más injusta, desigual e individualista.

El movimiento obrero desde el Siglo XIX ha favorecido mejoras en las condiciones de vida de la clase trabajadora y de las más desfavorecidas de la sociedad, y es incuestionable.

Desde hace más de tres décadas, en nuestro país, el sindicalismo ha ido perdiendo apoyos de la clase trabajadora (vean sino los niveles de afiliación). La perdida de apoyos no se debe a una única causa. Aunque algunas tienen su origen en el propio movimiento sindical, otras, quizás las más, tienen que ver con ideologías predominantes en la sociedad y su plasmación en los contextos sociales, económicas y políticos.

La huelga del pasado día 8 fue respaldada por los que siguen creyendo que el sindicalismo, a pesar de sus defectos y debilidades, aún puede ser un arma de los trabajadores y trabajadoras del sector público o el privado contra el despiadado proceder del capital.

lunes, 31 de mayo de 2010

SI A LA HUELGA


Me parece muy bien que se difundan las diferentes posiciones e ideas frente a la huelga. Yo personalmente iré a la huelga, en casa somos dos funcionarios, ella también ira a la huelga. En mi caso el recorte es doble y somos familia numerosa. Quienes han provocado ésta situación ha sido el capital formado por banqueros y grandes empresarios. Las medidas adoptadas son impuestas por el capital no por nuestro gobierno, pero ¿Dónde están mis representantes que se sientan en el parlamento? Estos recortes son un dardo envenenado a la función pública, al Estado del Bienestar, y a la Democracia. Los sindicatos, con sus pros y sus contras, e importantes necesidades de cambios internos que redireccionen su pensamiento y acción, son hoy por hoy uno de los pocos recursos que nos queda a los trabajadores para hacer frente a la actual situación social, política y económica que se nos viene encima. Si la huelga a la que nos convocan es un fracaso ¿Qué podrá pasar después? Existen dos posibilidades: Una que aparezca un movimiento nuevo que aglutine a la sociedad en su defensa. Dos, que nos quedemos solos, el individuo frente al mercado. TU DECIDES

jueves, 20 de mayo de 2010

DARDO ENVENENADO A LA FUNCIÓN PÚBLICA

La semana pasada el Gobierno Español propuso una serie de medidas para reducir el gasto público, medidas que suponen un dardo envenenado a la línea de flotación del Estado de Bienestar.

Una de esas propuestas afecta directamente al funcionario público, aunque para ser correctos deberíamos decir empleados públicos que abarca no sólo a los funcionarios sino también al personal laboral que trabajan en las Administraciones Públicas. Los empleados públicos son los que garantizan la prestación de los servicios públicos (educación, sanidad, servicios sociales, seguridad ciudadana, medio ambiente, transportes…). Servicios que permiten unos niveles de bienestar para el conjunto de la población, que a mayor número y calidad mayor calidad de vida para los ciudadanos.

En un Estado de Bienestar los derechos sociales son consustanciales al propio Estado (derecho a la educación, a la sanidad, a los servicios sociales…). Los derechos sociales, a diferencia de los derechos individuales y políticos, sólo podrán ser alcanzados si el Estado pone los medios necesario para su consecución, pues no es suficiente que estos aparezcan recogidos en nuestra normativa básica (Constitución).

Hasta hoy, el Estado de Bienestar de nuestro país a diferencia de otros de nuestro entorno, es un Estado en precario. Precariedad que puede verse acrecentada, si el recorte presupuestario público apunta a aquellos recursos que lo sustentan. Los empleados públicos son el recurso humano que hace posible que cada día tengamos a nuestra disposición como ciudadanos servicios y prestaciones que inciden en nuestro bienestar individual, familiar, grupal y comunitario.
En general, cualquier trabajador quiere una retribución acorde con el trabajo que realiza, si dicha retribución no es acorde al trabajo que realiza su motivación puede verse afectada y tener como consecuencia una incidencia negativa sobre la calidad del servicio o producto final de su trabajo.

Viene siendo común por algunos individuos y grupos de la población la crítica fácil hacía el empleado público, en relación a su estabilidad, sus ingresos, llegan incluso a expresar comentarios tan despiadados como “lo bien que viven” y “lo poco y mal que trabajan”. A estos individuos y grupos les diría que pensarán por un momento en quién han provocado la crisis actual (Entidades financieras y empresas privadas) y después se preguntarán ¿Quiénes son los que trabajan más y mejor? y ¿Quiénes viven bien?.

jueves, 6 de mayo de 2010

Europa Económica o Europa Social


A diario nos llegan noticias de la crisis. Crisis que parecía nueva y especial, incluso se llego a pensar que ponía en duda los principios del propio sistema capitalista, y nos hizo albergar esperanzas de un mundo nuevo o al menos mejor. Pero, la realidad empieza a ser otra, ésta crisis se asemeja a otras, y el sistema capitalista en vez debilitarse nos da la sensación que saldrá fortalecido.

A Europa la crisis le esta resultando muy costosa, y no solo en lo económica sino también en lo institucional, pero sobre todo en lo social.

A nivel económico vemos como el euro baja respecto al dólar, y la crisis no se inicio aquí. A nivel institucional asistimos a deliberaciones, tomas de decisiones, puesta en marcha de medidas sin la rapidez necesaria que el momento requiere. Da la sensación de falta de integración o cohesión como entidad supranacional político-jurídico-administrativa donde cada Estado miembro sigue manteniendo unos márgenes muy importantes de independencia. A nivel social, Europa se ha venido caracterizando por ser un espacio geográfico en el mundo donde el Estado de Bienestar era y es posible, independientemente de la diferencia entre los países de la Unión con modelos y niveles de desarrollo de dicho Estado.

En las últimas semanas, desde instancias políticas, académicas, económicas, financieras… enmarcadas en corrientes ideológicas conservadoras están propugnando recortas en el gasto social (educación, sanidad, pensiones, servicios sociales…) al considerar la política social deficitaria y no generadora de riqueza. Éste mensaje empieza a calar en determinados sectores de la población.

Se habla mucho de la Europa económica y poco de la Europa Social.

Nosotros los ciudadanos europeos debemos alzar nuestra voz ante las propuestas de recortes en los sistemas de protección social que son los que garantizan la efectividad de nuestros derechos sociales, conseguidos a lo largo muchos años de sacrificio y trabajo. Si aceptamos los recortes en materia social implicará que una disminución muy importante en estado personal, familiar, grupal y comunitario de bienestar.

martes, 19 de enero de 2010

LA CONCERTACIÓN SOCIAL Y SUS REPRESENTANTES


La participación es para la democracia uno de sus pilares básicos. Nuestra Constitución recoge en el título preliminar, artículo 7 que “Los sindicatos de trabajadores y las asociaciones empresariales contribuyen a la defensa y promoción de los intereses económicos y sociales que les son propios. Su creación y el ejercicio de su actividad son libres dentro del respeto a la Constitución y a la ley. Su estructura interna y funcionamiento deberán ser democráticos”. Y en su artículo 9.2. “Corresponde a los poderes públicos promover las condiciones para que la libertad y la igualdad del individuo y de los grupos en que se integra sean reales y efectivas; remover los obstáculos que impidan o dificulten su plenitud y facilitar la participación de todos los ciudadanos en la vida política, económica, cultural y social”.

Actualmente, existe en nuestra sociedad muy diversas formas de participación tanto individual, grupal como colectiva, que encontramos en el ámbito territorial local, comarcal, provincial, regional, nacional e internacional. Ésta participación organizada abarca un sin fin de temáticas y contenidos.

El diálogo social comprende todo tipo de negociaciones, consultas, intercambio de información y acuerdos entre los representantes del gobierno, los empleadores y los trabajadores (gobierno, patronal y sindicatos) sobre temas de interés común relativos a las políticas económicas y sociales que afectan al conjunto de la población de un país. De todos los espacios creados para la participación, éste es, sin duda, uno de los más importantes tanto por el elevado número de miembros que representan como por las implicaciones y consecuencias que para toda la sociedad tienen las medidas y acuerdos adopten.

Tanto el gobierno, los sindicatos como los empresarios eligen democráticamente entre sus miembros a quienes les van a representar en las mesas de trabajo para la concertación social, como no podría ser de otra manera. A los elegidos se les supone importantes capacidades y conocimientos sobre cuestiones económicas y sociales en sus respectivos campos.

La trascendencia que la concertación social tiene en la mejora de la calidad y condiciones de vida para el conjunto de los ciudadanos, debería suponer la obligación y el deber de no despreciar otras cuestiones a la hora de elegir a sus respectivos representantes para la negociación. Por lo que, tanto gobierno, sindicatos como empresarios deberían considerar las situaciones personales, sindicales, empresariales, etc. de sus posibles representantes para que: Por un lado, no dañen a sus respectivas instituciones. Y por otro, la imagen que estos representantes transmitan a la sociedad se perciba con respeto y confianza, independientemente de los intereses que defiendan o la corriente ideológica que profesen. Pues de lo contrario la sociedad podría dudar de determinados agentes e incluso instituciones democráticas.

SERVICIOS SOCIALES O ASISTENCIALISMO

  Los profesionales que intervenimos en el campo de los servicios sociales desde hace años, deberíamos tener claro que estos no van a sacar ...