He de reconocer que mi relación con las redes sociales ha ido empeorando con el tiempo, llegué a un punto de casi abandono. De las diferentes plataformas en las que estaba Facebook, Twitter, Blogger … salvo WhatsApp que la seguí utilizando con las personas más cercanas. Quizás la posible utilización de mis datos por las empresas que gobiernan internet, unido a una percepción de cierta superficialidad y poca solidez en innumerables de los contactos diarios y a que en muchas ocasiones ni si quiera se daban en tiempo real, provocaron en mi cierto hastío.
En cuanto, a mi relación con el mundo del blog comenzó en 2008, llegué a tener activos tres, y como profesor, en algunas de mis asignaturas utilizaba el blog como herramienta de trabajo para el desarrollo de contenidos y el trabajo semanal con los alumnos y las alumnas. En agosto de 2014 publico la última entrada, y casi les di la espalda. Entre las razones, la primera es comprobar la poca repercusión de lo que escribía o quizás no sabía difundirlo convenientemente, también las dificultades que implican mantener en activo un blog, lo que significa publicar cada cierto tiempo, como mínimo cada quince días o un mes. Y a estas dos cuestiones tendría que añadir las dificultades que implican ajustarte a los formatos y las condiciones que establecen distintas plataformas para poder crear y desarrollar el blog que a veces complican más que facilitan.
El reencuentro con las redes se produjo recientemente con Twitter. Hace poco he vuelto a retomar mis blogs con la inquietud de seguir dando la opinión sobre temas que me interesan en el día a día sobre Trabajo Social, participación, servicios sociales, política social... e intercambiar opiniones sobre estos en la red.
Pendientes quedan otras redes como Facebook y que aún no se como iré retomando.