Llevamos meses enredados en ésta crisis económica que nos trae de cabeza a todos, más aquellos que no pueden o no podrán llegar a fin de mes. Es curioso, por otra parte, ver en los medios audiovisuales las disputas y peleas entre altos mandatarios públicos y privados por un “bonus de ná”, mientras, en la calle, muchas personas no tienen lo mínimo imprescindible para cubrir sus necesidades básicas.
Es también curioso, que los presupuestos públicos tengan que hacer frente a los “desaciertos” y a las consecuencias producidas por unos pocos en su afán de ser más ricos a costa de la gran mayoría de los ciudadanos. Y es preocupante que esa gran mayoría tenga que rescatar a esos pocos que se beneficiaban de la gran mayoría para beneficio propio.
En estos días, de desasosiego, con brotes verdes en el horizonte, esos pocos quieren y pretenden volver a su lugar de siempre, al lugar de la opulencia, al lugar de las desigualdades, a la riqueza personal a costa de los demás. Menuda lección nos esta dando ésta crisis.
Por ello, los poderes públicos deben ser previsores y establecer mecanismos de control básicos, pero sobre todo deben establecer reglas de juego, principalmente, de cara al futuro, “castigando” aquellos que en busca del beneficio propio vienen perjudicando toda la sociedad.
No es ético que aquellos que provocaron la crisis, hoy suban sus ingresos, con la ayuda de todos, y que el resto, la gran mayoría, estén viendo como sus ingresos disminuyen, y lo que es peor viendo perder sus puestos de trabajo. Y menos ético, aún, es que esos pocos quieren seguir viviendo en el futuro en la opulencia a costa del resto.
Es también curioso, que los presupuestos públicos tengan que hacer frente a los “desaciertos” y a las consecuencias producidas por unos pocos en su afán de ser más ricos a costa de la gran mayoría de los ciudadanos. Y es preocupante que esa gran mayoría tenga que rescatar a esos pocos que se beneficiaban de la gran mayoría para beneficio propio.
En estos días, de desasosiego, con brotes verdes en el horizonte, esos pocos quieren y pretenden volver a su lugar de siempre, al lugar de la opulencia, al lugar de las desigualdades, a la riqueza personal a costa de los demás. Menuda lección nos esta dando ésta crisis.
Por ello, los poderes públicos deben ser previsores y establecer mecanismos de control básicos, pero sobre todo deben establecer reglas de juego, principalmente, de cara al futuro, “castigando” aquellos que en busca del beneficio propio vienen perjudicando toda la sociedad.
No es ético que aquellos que provocaron la crisis, hoy suban sus ingresos, con la ayuda de todos, y que el resto, la gran mayoría, estén viendo como sus ingresos disminuyen, y lo que es peor viendo perder sus puestos de trabajo. Y menos ético, aún, es que esos pocos quieren seguir viviendo en el futuro en la opulencia a costa del resto.
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