La epidemia-pandemia del coronavirus ha puesto en
evidencia que el individualismo promovido por un capitalismo salvaje no es buen
compañero de viaje para la sociedad en su conjunto, al igual ,lo es para un reducido grupo de pudientes en busca de enriquecimiento. En
nuestro país, la pandemia pone sobre la mesa la necesidad imperiosa de disponer
de un sistema público de salud fuerte que puede hacer frente a esta crisis y
otras que puedan venir en el futuro. Sin embargo, en estos últimos años, bajo la recesión y el
temor al gasto excesivo, los gobiernos han ido recortando día tras día recursos (humanos, materiales, financieros...) en los sistemas públicos de
salud, educación y servicios sociales, pilares básicos de nuestro Estado de Bienestar.
Como es posible, que hoy algunos hablen de robusted de nuestro sistema
público de salud a pesar de los brutales recortes sufridos. Cuando hablan de robusted no parece que incluyan a las compañías privadas de salud que
han proliferado como “campos de champiñones” en detrimento de lo público y que
hoy da la espalda a la epidemia/pandemia. Los medios de comunicación deberían
hablar en estos días y en los venideros de la necesidad imperiosa de contar con
sistemas públicos fuertes que sustenten nuestro Estado de Bienestar, para ello sería necesario dotarlos de recursos suficientes, adecuados y de manera permanente para que
puedan protegernos ante cualquier adversidades que se pueda en el futuro. La pandemia confirma que lo privado no nos protege ante la adversidad de un pueblo.
El neoliberalismo nos conduce a una sociedad más individual, más desigual e injusta, una sociedad en estado de riesgo permanente. Hoy me pregunto si en un futuro no muy lejano seguiremos en esta
dirección delirante o rectificaremos como pueblo tomando el camino de una sociedad más solidaria, más igualitaria y más justa que la que estamos construyendo.
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