La semana pasada el Gobierno Español propuso una serie de medidas para reducir el gasto público, medidas que suponen un dardo envenenado a la línea de flotación del Estado de Bienestar.
Una de esas propuestas afecta directamente al funcionario público, aunque para ser correctos deberíamos decir empleados públicos que abarca no sólo a los funcionarios sino también al personal laboral que trabajan en las Administraciones Públicas. Los empleados públicos son los que garantizan la prestación de los servicios públicos (educación, sanidad, servicios sociales, seguridad ciudadana, medio ambiente, transportes…). Servicios que permiten unos niveles de bienestar para el conjunto de la población, que a mayor número y calidad mayor calidad de vida para los ciudadanos.
En un Estado de Bienestar los derechos sociales son consustanciales al propio Estado (derecho a la educación, a la sanidad, a los servicios sociales…). Los derechos sociales, a diferencia de los derechos individuales y políticos, sólo podrán ser alcanzados si el Estado pone los medios necesario para su consecución, pues no es suficiente que estos aparezcan recogidos en nuestra normativa básica (Constitución).
Hasta hoy, el Estado de Bienestar de nuestro país a diferencia de otros de nuestro entorno, es un Estado en precario. Precariedad que puede verse acrecentada, si el recorte presupuestario público apunta a aquellos recursos que lo sustentan. Los empleados públicos son el recurso humano que hace posible que cada día tengamos a nuestra disposición como ciudadanos servicios y prestaciones que inciden en nuestro bienestar individual, familiar, grupal y comunitario.
En general, cualquier trabajador quiere una retribución acorde con el trabajo que realiza, si dicha retribución no es acorde al trabajo que realiza su motivación puede verse afectada y tener como consecuencia una incidencia negativa sobre la calidad del servicio o producto final de su trabajo.
Viene siendo común por algunos individuos y grupos de la población la crítica fácil hacía el empleado público, en relación a su estabilidad, sus ingresos, llegan incluso a expresar comentarios tan despiadados como “lo bien que viven” y “lo poco y mal que trabajan”. A estos individuos y grupos les diría que pensarán por un momento en quién han provocado la crisis actual (Entidades financieras y empresas privadas) y después se preguntarán ¿Quiénes son los que trabajan más y mejor? y ¿Quiénes viven bien?.
No hay comentarios:
Publicar un comentario